Muy queridos amigos y lectores de Formación con Luis María:
En este domingo de ramos en el que se da inicio a la semana más santa del año, la "Semana Santa", en la cual reviviremos el gran misterio de nuestra redención, les quiero desear a todos y a cada uno de ustedes una "santa semana santa".
Es decir: que esta semana santa, lo sea realmente.
Cada semana santa de cada año es, en estricto, única e irrepetible. Está en nosotros cómo aprovecharla.
El mejor modo de vivirla con fruto es participando de las celebraciones santas, y si no se puede presencialmente, al menos hacerlo desde la casa, de forma espiritual. Para ello, todos tenemos acceso a las lecturas y a la liturgia del día.
En dicha participación litúrgica debemos orar, es decir, elevar nuestra mente y nuestro corazón a Dios, nuestro buen Padre que envió a su Hijo único al mundo para salvarnos.
Debemos unirnos de corazón a nuestro Redentor, gracias a quien ahora estamos aquí, en vías de salvación. Y es importante darse cuenta de eso; que, si bien Jesús nos salvó con su muerte en la cruz, sin embargo, también está en nosotros el aceptar esa salvación, en nuestra propia vida. Es lo que se ha dado a llamar la "redención subjetiva". Si yo no quiero salvarme, la sangre de Cristo fue en vano, para mí.
Cristo salvó a la humanidad entera de modo "objetivo", y es lo que se llama "redención objetiva". Pero luego depende de mí el querer ser redimido y asaltar el paraíso, como lo hizo el "buen ladrón" del Evangelio.
La lección anterior tratamos el séptimo mandamiento de la ley de Dios, que nos mandaba no robar. Hoy los aliento a que se "roben" el paraíso, como el buen ladrón.
Nuevamente: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?", como nos enseñó nuestro Redentor.
Aprovechemos, entonces, queridos amigos, esta semana santa, y hagámosla de verdad "santa".
Por eso hoy les deseo a todos una "Santa Semana Santa", y que Dios los bendiga.
Luis María