tiempo estimado de lectura : 1

Es de suma importancia que todos conozcan la doctrina católica sobre el Matrimonio. Del Matrimonio bien hecho depende el bienestar de los individuos, de las familias, y de la sociedad. 

Matrimonio es el Sacramento que une al hombre y a la mujer indisolublemente: les confiere la gracia de formar juntos santamente una familia, y dar educación cristiana a sus hijos. 

Dios instituyó el Matrimonio al principio del mundo, cuando creó a Adán y Eva. Luego que el Señor hubo creado a Adán, dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él”. Hizo, pues, caer a Adán en un profundo sueño y estando así dormido, le sacó una costilla, de la cual formó a la mujer y se la dio por consorte. Bendíjolos Dios, diciendo: “Creced, y multiplicaos, y llenad la tierra”. 

El fin primario del Matrimonio es la procreación y educación de la prole; el secundario es la ayuda mutua y el remedio a la concupiscencia.  

El Sacramento del Matrimonio significa la indisoluble unión de Jesucristo con la santa Iglesia, su Esposa y Madre nuestra amantísima. 

Ministros del Matrimonio son los esposos que lo contraen. Los novios, al contraer Matrimonio, deben estar en gracia de Dios.  

Se les recomienda muy encarecidamente que se preparen para este acto de tanta importancia, confesando y comulgando con las debidas disposiciones.  

El Matrimonio se contrae expresando el consentimiento mutuo delante del Párroco, o del Ordinario del lugar, o de un diácono autorizado.

En cuanto sea posible, el Matrimonio debe efectuarse por la mañana con la Misa especial que hay para los esposos. 

La fiesta de familia, debe realizarse de modo que a ella puedan asistir Jesús y María, como en las bodas de Caná en Galilea. Jesús y María deben presidir dicha fiesta; lejos, pues, las diversiones y conversaciones que desdigan de la presencia de tan augustas personas. 

Antes de casarse es necesario pensarlo mucho; pues del Matrimonio bien o mal hecho depende casi siempre la felicidad o desgracia en esta vida y en la otra. Los novios, para no equivocarse en cosa de tanta importancia y para recibir con fruto el sacramento del Matrimonio, deben: 

1º Encomendarse de corazón a Dios para conocer su voluntad y alcanzar de El las gracias necesarias a tal estado. 

2º Consultar a sus respectivos padres antes de hacer ninguna promesa, como lo exige la obediencia y el respeto que se les debe. 

3º Apartarse de toda familiaridad peligrosa en el trato mutuo, tanto de palabra como de obra. 

Quien contrae Matrimonio ha de tener intención: 

1º De hacer la voluntad de Dios, que le llama a tal estado. 

2º De procurarse en él la santificación del alma.

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO