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Ayer hablábamos de la importancia de la comunión diaria y frecuente.

Hoy reflexionamos brevemente sobre las visitas al Santísimo y las comuniones espirituales que podemos hacer siempre.

COMUNIÓN ESPIRITUAL 

Puede hacerse diciendo: "Jesús mío, deseo recibiros; venid a mí espiritualmente", o cualquier otra fórmula que nos sirva, expresando nuestro amor y adhesión a sus mandamientos. 

Para hacer la comunión espiritual es necesario estar en gracia de Dios. Se puede comulgar sacramentalmente solo una vez por día, pero espiritualmente muchas veces. 

La comunión espiritual es de mucha utilidad. Conviene hacerla muy a menudo y especialmente cuando se visita al Santísimo Sacramento.   

VISITA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO 

Se tendría por muy feliz y dichoso quien pudiera visitar diariamente, y siempre que quisiera, a un rey poderoso de la tierra. 

Los cristianos somos mucho más dichosos, pues tenemos a Nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Rey del cielo y de la tierra, Señor de todas las cosas, sentado en el Trono Eucarístico, siempre dispuesto a recibir nuestras visitas y llenarnos de todas las gracias que necesitamos. 

Visitemos, pues, a Jesús Sacramentado diariamente. En nuestras dudas, en nuestras penas, sea Jesús nuestro consejero, nuestro consolador; acudamos siempre a Él con gran fe, confianza y amor. Cuando pasamos cerca de una Iglesia, o vemos algún templo, aunque esté lejos, saludemos con una fervorosa jaculatoria al Divino Prisionero, encerrado por nuestro amor en el Santísimo Sacramento del altar.

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